sábado, 9 de junio de 2018

Acto 4. Hembra

9:35 am
La chica camina atravesando el estacionamiento, la lluvia seguía tranquila pero la neblina seguía presente, poca gente había en las calles, y siendo éste un pueblo pequeño, el tránsito de autos es escaso; Albert la ve caminar, espera en la entrada de la biblioteca hasta tener una distancia considerable para no ser descubierto, en cuanto ve que da la vuelta en la esquina derecha, comienza a seguirla, en cuanto él llegó a la esquina, se asoma y ve que se dirige a una cafetería, que está justo al centro de una glorieta no muy lejana:

—¿Desde cuando está ese comercio ahí?—se preguntó extrañado. el edificio era de madera de color muy oscuro, no muy agradable pero su sencillo diseño redondeado le daba encanto y calidez, además que en todo su alrededor constaba de ventanas excepto en la cocina.

Vio como ella entraba al edificio, con una mirada seria, puso una pizarra en la ventana cercana de la puerta de ingreso que decía "Bebida del día: champurrado", Albert camina hasta el restaurante, ve a través del ventanal a la chica que camina al otro lado del mostrador, deja su bolsa debajo, se quita el gorro, saca el mismo libro que Albert le dio y un mandil blanco, el libro lo deja sobre la barra, se pone el mandil, se sujeta el cabello, se sienta en un banco alto de madera que esta a su izquierda hasta que finalmente toma su libro y lo abre en el poema "XIII Caravana de gitanos".
Albert llega a la puerta y entra al restaurante, comienza a mirar alrededor: piso, muebles y mesas de madera clara, iluminado con luz incandescente.

—Por dentro es más agradable—dice en su mente.

—Buen día, ¿qué te sirvo?—dice la joven, deja su libro a un lado.

Albert se da la vuelta hacia la chica, sus miradas se cruzan, ella se siente un poco extrañada, él se acerca a la barra, y se quita el gorro, ella dice con tono molesta:

—¿Qué es lo que quieres?
—Cálmate— Contestó amablemente Albert
—Eres el mismo que me dio el libro, ¿por qué me seguiste?
—Tranquila, yo solamente...
—¿Qué está pasando?—De la puerta de ingreso de la cocina, aparece un hombre jorobado de 57 años de corta estatura, con machas en la piel calvicie y canas, vestía con una gabardina , pantalón y zapatos de vestir.
—¡Pandora, te he dicho millares de veces que vistas falda! gritó el hombre.
—Señor, como habrá notado, está haciendo frío
 respondió la chica.
—No me importa, la necesitas para seguir aquí, de otra forma no atraes la atención de los comensales.

La joven se quedó en silenció bajando la mirada, el anciano continuó:

—Tú eres la que ha mantenido este negocio a flote por tus atributos, me imagino que incluso lograste captar la atención del joven presente.
Albert comenzó a enfadarse y entre más decía frases ofensivas en frente de ella, más aumentaba su enojo.

—Creía que los latinos eran unos buenos para nada, al contrario, son trabajadores, por ello hay que saber aprovecharlos, !ja ja ja¡

Albert entró por la puerta que entra a la barra, levantó el hombre bruscamente y lo recargó sobre la pared, éste comenzó a gritar de miedo, la muchacha veía sorprendida el rostro asustado de su jefe y la expresión de enfado de Albert, mientras él decía:

—!Escúchame anciano, si vuelvo a venir a este lugar y veo que sigues maltratándola, no tienes idea de lo que te espera¡
—¡Está bien, está bien, por favor bájame!

Albert lo bajó rápidamente, en cuanto el hombrecillo volvió a tocar tierra, entró por la misma puerta de donde entró, Albert cruzó la puerta de la barra y tomó asiento junto a la muchacha, el anciano se asomó por la puerta y agitado le dijo a la chica:

—Sírvele lo que él quiera como cortesía, yo, estaré en la cocina revisando algunas cosas

Permaneció unos instantes en la puerta mirando asustado a Albert, en cuanto cerró la puerta, la chica suspiró de alivio, ella dijo:

—Vaya, jamás pensé que vería a mi jefe así de asustado.
—Que viejo tan hipócrita.
—Lamentablemente lo hace todo el tiempo, pero no puedo hacer nada sino quiero perder este trabajo, perdón por involucrarte en esto.
—Para nada, solo quería darle un escarmiento y que cerrara la boca.
 Dijo amablemente Albert
—Gracias— sonrió la chica, Albert sonríe también, ella desvía la mirada y dice —Y bien, ¿qué te sirvo?
—Que sea mediano para llevar, debo regresar a la biblioteca, lo mejor que tengas
—Muy bien, será un champurrado mediano, es nuestra bebida del día

Mientras Albert bebía, la muchacha buscaba en su mochila su almuerzo, de ahí sacó una pequeña pieza de pan dulce y la guardó en una pequeña bolsa de papel

—Está delicioso, ¿cómo se llama?
—Champurrado
—¿Champurrado?...
—Sí, es una bebida de mi país, lo disfrutarás más con esto

Ella le da la bolsa de papel, Albert dejó su vaso sobre la barra y curioso, abrió la bolsa para ver su contenido, sacó la pieza de pan y la observó:

—No conocía este curioso pan.
—Es una concha, se llama así porque la costra tiene forma de una concha.

Albert le da un mordisco y lo saborea, ella continúa:

—Ese es de vainilla, por eso es amarillo en su costra, normalmente son más grandes, pero como prueba, hice pequeños.

En cuanto Albert lo ingiere, dice:

—También está delicioso, deberías de venderlos.
—Eso pienso hacer, pero ya sería bajo aprobación de mi jefe.
—Sé que lo va a aprobar, serán un éxito.
—Gracias— Se sonroja un poco.
—Bien, me tengo que ir, nos vemos después.
—Claro.

Albert vuelve a meter el pan a la bolsa y lo pone en su bolsillo derecho, con la mano izquierda toma el vaso, antes de salir ella dice:

—Y de nuevo... gracias
Él cortésmente respondió :—No hay de que.

Albert deja el establecimiento y la joven lo ve por la ventana caminando de regreso a la biblioteca hasta que da vuelta a la esquina donde desaparece.

jueves, 29 de marzo de 2018

Acto 3. Migrante

9:20 am
Albert bajó del autobús, se detuvo enfrente de la biblioteca para contemplarla; este edificio se caracterizaba por su arquitectura gótica, su gran altura de 25 metros y sus muros hechos de cantera; en sus esquinas, en el tejado, tiene unas elegantes gárgolas. Albert notó una novedad: las puertas de ingreso ya no eran de madera y de bisaras, ahora son de cristal y automáticas.
A pesar de que se encontraba lejos del ingreso, él caminó cruzando el pequeño estacionamiento que estaba antes de la puerta de ingreso.

Cuando llego a la entrada, encontró el perchero, mientras se quitaba la bufanda y el gorro, vio a su querido amigo sentado en la silla del puesto de recepción mientras dormitaba, tenía sus lentes de lectura puestos y sobre su pierna derecha un libro pequeño titulado "La metamorfosis de Franz Kafka"; Albert dejó su mochila en uno de los estantes que estaban al lado del perchero, se acercó al escritorio lentamente para evitar hacer sonidos fuertes con sus pasos.

Apoyó su mano derecha sobre el escritorio, hizo un sonido rápido y melódico con su dedo medio e índice sobre el escritorio, Hudson despertó, parpadeó, levantó la cabeza, vio a Albert, pero no lo distinguía por los lentes, cuando se los quitó parpadeó un par de veces y dijo sorprendido:

—Albert, que sorpresa niño

Dejó su libro sobre el periódico, que estaba lado su taza de café, todo esto estaba sobre el lado inferior derecho de la mesa, también plegó sus lentes y los puso sobre el libro.

—Hace tanto que no te veo por acá
—Si más recuerdo, hace tiempo mencioné que viviría en la cuidad por mis estudios, ¿o no? —dice Albert dudoso
—Es verdad, vaya, ¿y cómo te ha ido en ese lugar?
—Hasta ahora todo bien
—Quiero buenas calificaciones, no de decepciones
—No tengo mucho problema con eso, tú me conoces. Ojalá sea este mi futuro trabajo, me vendría bien tomar siestas como tú de vez en cuando
—¡Ja!, lo dudo, no creo que alguien como tú sea dueño de un lugar como éste, es lo único que tengo para siquiera hacer algo durante el día, es aburrido ser pensionado

Albert ve el encabezado del periódico que dice "Habrá juicio para el líder de la secta "La raíz" por presunto acto delictivo en Haleaf"

—¿Los miembros de la raíz?, ¿pero de qué los están acusando?
—Oh, sí, creo que bien sabes que ellos reciben órdenes de su supuesto dios, pues, de acuerdo con lo que dice su líder, éste les ordenó que vinieran aquí y encontraran a un "fénix reencarnado", lo capturaran y se lo llevaran a su templo que está en el bosque
—¿Y qué hicieron?
—Los están acusando supuestamente de haber secuestrado a un joven, más o menos de tu edad, él se encontraba desaparecido hace días en el mismo bosque donde está templo, siguen investigando al respecto, todavía no hay más información sobre el muchacho.
—Esa secta jamás ha tenido este tipo de problemas, nunca han hecho daño a nadie.
—Afortunadamente es una secta pacífica, no como otras
—Ojalá al final solo sea un malentendido
—Eso espero también

Albert ve la escalera pequeña con pasamanos de madera rústica, su mirada sigue las escaleras y en la media planta, contempla numerosos estantes y pocas mesas equipadas con lámparas y baja la mirada hacia las escaleras de la derecha. Hudson tomó sus lentes y su libro, se puso las gafas y abrió el libro

—¿Buscas algo en especial? — Preguntó sin desviar la mirada hacia el libro
—Uh, sí, hace poco conocí a un poeta que habla sobre lo bello y lo horrendo, pero no recuerdo el título ni el autor
—Las flores del mal de Charles Baudelaire— dijo inmediatamente Hudson
—Sí, creo, ¿ya lo has leído?
—Claro, algo retorcido pero original, quizá no lo vas a dejar hasta el final, estante 8, CHA.03
—Gracias amigo
—Si necesitas algo, házmelo saber
—Claro

Albert ubicó el estante 8, era el último según el orden de izquierda a derecha, subió por las escaleras de la izquierda, rápidamente encontró el libro y se estableció en una de las mesas sin lámpara, éstas estaban en una sobresaliente, que parecía un balcón, y desde ahí se podía ver al exterior a través de las tres inmensas ventanas con cristal.

Unos minutos después, las puertas automáticas dieron ingreso a alguien más, una chica de corta estatura, castaña y delgada, vestía completamente de negro, blusa de manga larga pantalón de mezclilla, una boina tejida y un par de converse en blanco y negro; dejó en el perchero su pequeño morral, subió por las escaleras de la izquierda haciendo ruido, por lo que despertó a Hudson que estaba dormitando de nuevo, él inmediatamente redirigió la mirada hacia la lectura sin darse cuenta de que la chica entró, ella fue a los estantes que estaban cerca de Albert.

Albert dejó de estar concentrado por tanto movimiento que podía ver el resto de su campo visual, cuando levantó la mirada, vio a la pequeña mujer, y no pudo dejar de verla: de piel clara, bella de rostro, además de nariz, ojos y boca pequeños, buscaba ansiosamente su libro, rápidamente iba de un estante a otro para seguir buscando, cuando ella vio a Albert, él inmediatamente redirigió la mirada al libro, ella vio sorprendida el libro que Albert tenía en sus manos, entonces ella se acercó y le preguntó:

—¿Disculpa, en qué estante encontraste ese libro?
—Cuando Albert levantó la mirada para responderle, se quedó mudo unos segundos y respondió:
—En el... estante 8, CHA.03

La chica vio hacia los estantes, comenzó a buscar con la mirada el estante, Albert cerró el libro, lo tomó con su mano izquierda, estiró el brazo y le dijo:

—Tómalo
—Espera, yo...
—Adelante, supongo que tienes prisa— insistió Albert mientras la miraba un poco nervioso, ella tomó el libro con su mano derecha.
—Gracias— respondió la joven.

Comenzó a lloviznar, cuando ella escuchó gotas impactando en el techo, bajó por las escaleras de la derecha y fue con Hudson para registrar el préstamo, entre ellos no hubo intercambio de palabras, mientras tanto, Albert seguía observándola y analizándola.
Cuando la muchacha salió de la biblioteca, Albert se dirigió al escritorio de recepción de Hudson y le preguntó:

—¿La conoces?
—¿A ella?, esa chica, es la... trigésimo cuarta vez que la veo desde que comenzó marzo, vaya que frecuenta en este lugar sin encanto para los adolescentes de hoy en día, es solo una cara bonita que viene aquí a tomar libros populares como todas, esas novelas dramáticas, ridículas y vacías.
—No buscaba una novela, buscaba una antología de poemas.
—Olvidémonos de esto, créeme que no hay mejor compañía que un libro, ellos te dan un mejor y más interesante escape de la rutina comparado con una persona sin argumentos fijos y que no suelen tener buena memoria
—Aunque sean un escape de la rutina, solo te ofrecen un tema en específico, una persona es una biblioteca mental

Hudson quedó en silencio y respondió: —Buen punto

Albert rio un poco y dijo:

—Me parece interesante que le guste ese extraño autor, presiento que podríamos llevarnos bien
—Oye niño tranquilízate, ve más despacio, tengo un mal presentimiento, y la verdad, me da mala espina
—Como siempre, nunca confías en nadie amigo
—En este mundo, ya lo sabes, la confianza como tal jamás ha existido, pero siempre ha estado presente el arte de la guerra
—Es mejor tomar el camino arriesgado para ver si existe una solución y ser mejores seres pensantes: errores hechos por humanos, resueltos por humanos
—Eres de admirarse Albert, créeme que me sentiría muy mal si algo te pasara
—No solo tengas confianza, ten fe
—Entonces, ¿qué piensas hacer?
—Quiero saber sobre ella, me parece, alguien interesante
—Niño, no dejes que tus impulsos te dominen
—Procuraré no hacerlo, pero, me pregunto, ¿a dónde va en esta ligera llovizna, y, sobre todo, sola?
—Albert...

Albert, ignorando a Hudson, fue a los estantes y tomó su mochila, fue a al perchero y tomó su gorro y bufanda.

—Albert, no me digas que...

Tomó del perchero su gorro y bufanda y se dirigió a la salida ignorando a Hudson que repetía su nombre subiendo el tono de voz para evitar que saliera, pero las puertas automáticas estuvieron a favor de Albert, logrando así salir de la biblioteca y abandonando a Hudson.

—Espero no cometas un error— dijo Hudson.

domingo, 16 de julio de 2017

Acto 2: Llegando al viejo nido

8:40 am
A 5 kilometros del pueblo Haleaf, se encuentra la residencia de la madre de Albert, cerca de del bosque que rodea el pueblo; John, quien estaba tras el volante, se acercaba a la casa, de repente, Fátima dice:

—Despierta Albert, ya llegamos— dijo su madre en voz alta mientas John disminuía la velocidad para detenerse frente a la casa.

Albert inmediatamente recargó su espalda en el respaldo del asiento izquierdo, tomó su morral y lo puso sobre su hombro derecho, lo dejó sobre sus piernas, estaba dormido sobre los dos asientos traseros, una vez que el auto se detuvo completamente, Albert abrió la puerta derecha, donde estaba la maleta, la tomó para salir junto a ella, la dejó en pie y fue a abrirle la puerta a su madre, le estrechó la mano derecha, ella la tomó y le ayudó a salir, cuando se puso de pie dijo:

—Gracias hijo
—No hay de que— respondió Albert

Ambos se dirigieron a la puerta de entrada, Albert dejó que su madre tomara la delantera, tenía que llevar la maleta. La señora Fátima metió su mano derecha a uno de los bolsillos, pero Albert dijo:

Espera, yo tengo las mías— metió su mano izquierda al bolsillo de su pantalón y sacó sus copias de llaves, separó la llave de la puerta principal y con la otra mano tomo la perilla, durante este proceso, ella dijo:

El seguro de arriba no esta puesto
Albert la mira y pregunta extrañado:
—¿Porqué?, siempre lo pones
Íbamos a volver pronto, así que no era necesario— respondió Fátima

Albert se sintió confundido, dirigió la vista a la chapa y abrió la puerta, la señora Fátima entró primero, se desplazó a la cocina; Albert abrió la puerta de entrada lo mas que permitían las bisagras para ingresar con su maleta desplazada con sus dos pequeñas ruedas, la dejó cerca de uno de los sillones cercanos a la puerta de entrada, éste mismo estaba puesto de espaldas para separar el ingreso con la sala. Albert se quedó esperando a su madre, miró la perchera, vio que en ella había un suéter negro pequeño, estaba completamente seguro que no era de el por el tamaño, además de que tampoco su madre le gustan de ese estilo: con capucha sin cierre y con una bolsa compartida al frente, entonces Albert pregunta:

Mamá, esa sudadera que esta en la perchera, ¿de quién es?
—Oh, que bueno que preguntas, hace un mes contraté a una muchacha para que se encargue de la limpieza— respondió Fátima desde la cocina mientras revisaba su bolso sobre el comedor rectangular. 

—¿Para la limpieza?
—Verás, la ultima vez que estaba lavando los platos y la ropa a mano, hace casi un mes de eso, mis articulaciones comenzaron a dolerme muy fuerte, estoy en tratamiento para eso
—¿Cómo se llama?
—Pandora
—¿Pandora?
—Sí, tiene un nombre poco común pero hasta ahora se me ha hecho una chica muy servicial, con el tiempo pienso subirle el sueldo.

Fátima sale de la cocina con su pequeño bolso redondo blanco sobre un hombro y se dirige a Albert, mientras él dice:

Me alegra que te esté ayudando, lamento no estar aquí para que yo tome ese lugar
No te preocupes, ella ha hecho un buen trabajo, tambien cuando necesito cargar o mover cosas pesadas, ella lo hace por mí
—Quería preguntarte, ¿ella ha entrado a mi habitacion?
—Sí, en su primer día de trabajo, le ordené que limpiara tu cuarto, había bastante pelusa debajo de los muebles

Albert se sentía un poco disgustado, y se notaba en su expresión, él preguntó:

De casualidad, cuando ella viene, revisas la casa para comprobar que no se lleve algo?
Tranquilo, yo reviso todos los rincones de la casa, y desde que comenzó a trabajar, todas nuestras cosas están siempre en su lugar

Escuchando esto, Albert se tranquilizó, cambiando de nuevo su expresión, Fátima dijo:

Bueno hijo, debo irme, regresaré en la noche
Mamá, no tienes una foto de ella para identificarla?
—Tengo una en el celular La sra. Fátima buscaba en los bolsillos de su abrigo su teléfono inteligente, pero no lo sentía, y dijo:
Perdón hijo, lo dejé en el auto.
Esta bien, ¿vendrá a trabajar hoy?
Sí, pero no sé muy bien a que hora, cumple con los días pero su horario varía, tiene otro empleo, pero no recuerdo bien donde
Está bien
Nos vemos, cuidate y descansa, distaete de la escuela— Albert se encorvó para estar a la estatura de su madre, Fátima le dio un beso en la mejilla a Albert, él responde:

—Tú también

Albert permaneció en su lugar hasta que Fatima salió de la casa; junto con su maleta y cargando su morral negro sobre su hombro derecho fue a su habitación, caminó por el pasillo de entrada hasta llegar a la segunda puerta a su derecha. Una vez dentro, la dejó al lado de su cama y se recostó boca arriba, no se sentía cansado, así que comenzó a pensar en hacer alguna actividad para pasar el rato, recordó lo que tenía planeado hacer junto a su madre esta mañana: desayunar en la nueva cafetería del pueblo, que se caracteriza por sus mini pays de manzana con canela y sus bebidas calientes mexicanas, lo último es "toda una novedad, pero poco exitosa", según su madre.

Comenzó a sentirse un poco molesto de que su madre no lo dejara acompañarla a ese "asunto importante": el negocio se encuentra en proceso de traspasarse a otras personas de confianza de Fátima, a su hermana menor Mónica y su marido Abraham; el negocio es de venta de fertilizantes, algo muy demandante en el pueblo, ya que a sus alrededores existen kilómetros de tierra fértil y gente dedicada a la agricultura, y gracias a ello tiene mas 20 años de vida.
Durante los cuatro años que se efectuará el traspaso, Fátima subsistirá del dinero que ganará de las casas y departamentos en renta que tiene en el pueblo, ella buscaba desde hace tiempo a la persona indicada para poder retirarse temporalmente de esa rutina y desgaste físico que llevaba a cabo con Albert y su ex marido: levantarse, caminar al negocio, atender clientes, limpiar, acomodar mercancía, entre otras actividades.

Albert decidió olvidarse de ese asunto y concentrarse; en ese momento, llegó a su mente alguien , con una pequeña sonrisa en su rostro, recordó a su viejo amigo y al mismo tiempo, uno de sus lugares preferidos, el bibliotecario, el viejo Hudson y la pequeña y rústica biblioteca pública que visitaba a menudo cuando vivía en el pueblo, la cual extrañaba su bella arquitectura y sus instalaciones. Así que, sin dudarlo, se levantó y tomó su morral, quería darle una visita sorpresa y buscar un libro de poemas que le fascinó y ansiaba por terminarlo, por su imaginación y sus puntos de vista extravagantes sobre lo bello y lo horrendo.

Antes de que saliera de su casa y se dirigiera a la parada del autobús hacia el pueblo, prefirió cerrar con llave su habitación, no quería que la chica de la limpieza entrara a a su cuarto y espiara sus cosas, y con ello, pudiera irse tranquilo.
Estando en la puerta de entrada, notó que la temperatura había disminuido, entonces sacó de la mochila su gorro y su bufanda, cerró la puerta con llave y tomó el camino a la parada del bus al pueblo, todo aún cubierto de neblina poco más clara que hace unas horas en la ciudad.

domingo, 11 de junio de 2017

Acto 1: Volando hacia las alas de mamá

Eran las cinco de la mañana, el equinoccio de verano había comenzado y un nuevo día, después de una agitada tormenta durante la noche, el clima estaba en una baja temperatura de aproximadamente 11 grados Celsius y había presencia de neblina. 

Un estudiante se encontraba en la sala de su departamento revisando su equipaje por última vez, quería estar seguro de no olvidar algo importante: su teléfono celular, su diario, plumas, cargador, dinero, entre otros objetos de valor; él se estaba preparando para realizar una visita a su familia durante sus vacaciones, según el periodo que tiene agendado el calendario escolar de su universidad, correspondía mes y medio de descanso para los estudiantes y personal de el Instituto de Ciencias Biológicas "Charles Darwin".

El chico tenia como destino radicar durante todo un mes en casa de su madre en el pueblo de Haleaf, siendo éste un lugar muy importante para él, desde que nació hasta sus 20 años vivió bajo su techo, hasta que finalmente, terminando la preparatoria, encontró su vocación, la biología; desde hace tiempo atrás, le comenzó a nacer el interés en el estudio de campo, ecosistemas, comportamiento de las especies, entre otros temas relacionados con la naturaleza, pero lamentablemente en su antigua localidad no hay ninguna universidad con su carrera deseada, por ello, forzosamente tuvo que dejar su hogar y mudarse a la ciudad mas cercana con una escuela que incluyera su carrera en donde actualmente radica, la ciudad Flyrig.

Es su segunda visita, tiene estimado el tiempo recorrido total de su departamento a la central de Haleaf: el horario de su autobús que lo lleva directamente a la central, su frecuencia de paso, su tiempo de recorrido a la central, el tiempo de sobra que tendrá para desayunar, el horario de salida del tren, 6:15 am y su llegada a las 8:00 am, en la estación de Haleaf, donde su madre esperará su llegada.

Su primer año había finalizado, y durante la semana de evaluaciones y entrega de proyectos, solo pensaba en estar con ella, la única persona quien considera su familia: tiempo atrás, hace un par de años, antes de que cumpliera los 18 años, sus padres se separaron, acontecimiento que le marcó bastante, siendo el único primogénito; su padre durante ese proceso, deseaba la custodia de su hijo menor siendo todavía un adolescente, caso en el que su madre logró resolver y quedarse con su único polluelo, pero hasta la fecha, su padre intenta revertir el caso tratando de mantener comunicación con Albert y convencerlo de vivir con él, cosa que a Albert le preocupa actualmente, además de que toda su familia desconoce su paradero después de este incidente.

5:05 am
Una vez que Albert terminó de verificar todas sus maletas, se dirigió con un poco de urgencia a la puerta de entrada de su departamento y salir del lugar; este mismo se encuentra en un sexto piso sobre la avenida Urk #57, es un edificio de renta económico, y por ello, no contaba con un elevador, cosa que Albert le ayudaría para llegar a la parada del autobús pronto y tener mas tiempo de sobra, además de que no tendría la necesidad de cargar con una mano su enorme y pesada maleta mientras baja las escaleras.

5:15 am
Una vez fuera, Albert ya podía arrastrar su maleta, lo único que le quedaba por hacer era cruzar la avenida y llegar a la parada que estaba enfrente de él, que afortunadamente no se encontraba muy transitada, así que cruzó la avenida con precaución y en cuanto llegó a la acera, su autobús se estaba aproximando, saco de uno de los bolsillos de su abrigo la tarifa del bus, alzó el brazo para pedir la parada, tomo su maleta de nuevo con una mano para poder subir los tres escalones del mini bus; una vez arriba, le dio la tarifa al chófer y de nuevo podía mover con facilidad su equipaje, decidió tomar un asiento individual de la antepenúltima fila del lado derecho, el recorrido no iba a ser tan largo, Albert estimaba la llegada a la estación en 20 o 30 minutos máximo, aún sentía un poco de sueño, decidió sacar de su morral sus auriculares y su celular, abrir el reproductor y escuchar durante el trayecto una canción que pudiera mantenerlo alerta pero a la vez tranquilo, cuando presionó el botón de "reproducir", recargo su cara contra el cristal del autobús y cerró sus ojos para dormitar en el trayecto.
5:20 am

5:40 am
Albert despertó y miró a través de la ventanilla, quería verificar si ya estaba cerca, pero la niebla dificultaba la visualización del paisaje, así que prestó mas atención a aquellos edificios que estaban cercanos al vehículo, se dio cuenta de que estaba por llegar a la parada correspondiente gracias a que vio una referencia muy particular, su escuela, curiosamente, esta es la ruta de minibús que toma todos los días para llegar a clases; Albert se levantó de su asiento, tomó uno de los barrotes superiores del bus y con la otra mano su maleta, se dirigió a la parte trasera, a la puerta de salida, ahí mismo, presionó el botón rojo para pedir la parada, el chófer escuchó el timbre y comenzó a desacelerar el vehículo, cuando se detuvo por completo, las puertas se abrieron y permitieron a Albert salir; una vez fuera, vio a lo lejos varias alineaciones de luces, estas provenían de la estación del tren, se dirigió a la estación con cautela, ya que aún no había un buen rango de visión.

En cuanto cruza la entrada, con su mano derecha, mientras caminaba, deslizó uno de los cierres de su mochila para sacar su boleto, cuando lo encuentra, se detiene para verificar en qué andén debe quedarse a esperar la hora de partida de su tren, cuando lo encuentra, se dirige al 2-B, el toma asiento en una de la hileras de sillas cercanas a la misma, guarda el boleto en su bolsillo derecho de su suéter negro que contaba con cierre, en sí, uno de sus suéteres preferidos, ya que lo hace ver elegante y juvenil, cuenta con varios bolsillos, algunos con cierres y otros con botones.
5:50 am

5:55 am
Después de cinco minutos de esperar, Albert le comenzó a gruñir el estómago, se había despertado a las cuatro de la mañana pero no había consumido más que agua tibia, sacó de su mochila su desayuno que preparó antes de salir: un sándwich de atún, y de bebida un jugo de naranja de medio litro con envase de botella de plástico no retornable, que tenia dentro de su refrigerador varios días, aun seguía frio, pero Albert, ignorando las cuestiones climáticas, decidió abrir el envase y tener su desayuno completo, le quedaban de sobra 15 minutos, comerá sin ninguna prisa, se quitó el auricular derecho para escuchar las futuras indicaciones
.
6:10 am
En la estación, a través de los altavoces se escucha una voz femenina decir

pasajeros de la ruta Flyridge-Haleaf de las 6:15 am, favor de ir abordando

Al escuchar eso, Albert se levantó de su asiento, y junto con otras personas detrás y delante de él, todos se dirigieron al ingreso 2-B; antes de ingresar, todos los pasajeros tenían que formar una fila, y una señorita uniformada revisaba los boletos de ingreso.
Dentro del segundo vagón, Albert buscaba su asiento, el número 25, el mismo en el que se sentó en su ultimo viaje de la misma ruta, con ventana; dejó su maleta en el maletero superior y tomó asiento, se colocó el auricular colgante en su oído derecho para poder escuchar mejor su música sin el sonido ambiente, ruidos y voces provenientes dentro y fuera del tren, optó en tomar una posición cómoda, aún sentía sueño y deseaba en tomar una siesta en el recorrido, se giró a la ventana, veía a toda la gente que faltaba por abordar, otras que llegaban a la fila, niños viendo la locomotora mientras la señalaban con su dedo índice y llamaban la atención a su madre o padre cerca de ellos para que también lo admiraran, en esos momentos, Albert lentamente cerró los ojos y comenzó a dormir.

6:15 am,
el tren comienza a moverse y hacer ruido, pero aun así, no logran despertar a Albert. 

7:50 am
Dentro del tren, se escucha por los altavoces la voz de la mujer decir

Señores pasajeros, damos como aviso que nuestro viaje esta por finalizar, favor de tomar su tiempo para desabordar el tren y recordarle de revisar bien el maletero para evitar extravíos y contratiempos, le agradecemos su atención.

Su voz era tan fuerte su voz  que logro despertar a Albert aunque sus oídos estuvieran tapados; Albert, con los ojos un poco entrecerrados, se levanta para bajar la maleta, esta la pone a su lado izquierdo y pone su mano izquierda sobre ella, voltea hacia la ventana y admira el nostálgico paisaje, grandes montañas verdosas con nubes densas que evitaban revelar su altura, a lo lejos podía contemplar un poco algunas casas y campos de cosecha familiares, el número de casas incrementaba; el tren estaba por llegar a la estación.

Albert esperó a que la mayoría desabordara, para evitar ser empujado o que le roben algo. Cuando salió del vagón, tenia como objetivo ubicar a su madre entre la muchedumbre, volteaba a todos lados, cambiaba de dirección para encontrarla pero no daba resultado, antes de que metiera la mano a su suéter para sacar su celular y llamarle, sintió que alguien toco su espalda, inmediatamente se giró y era su madre, él exclamó y la vio sorprendido:

—Mamá!
—Albert—dijo su madre con tono de alegría, ambos se abrasan y Albert se pone a su altura, se sueltan, Albert regresa a su estatura normal de 1.80 m, ambos se miran con una sonrisa en sus rostros y su madre pregunta:

—¿Cómo estuvo tu recorrido?
—Bien, me dormí en el trayecto
—Que bueno, ya te hacia falta
—Sí un poco

La madre toca el hombro izquierdo de Albert y dice:

—Vamos a que descanses más en la casa
—Descansar más?— preguntó Albert confundido.—
—Sí, me acaba de surgir un imprevisto, digamos que las cosas en el negocio no van muy bien, la venta de mis jabones y suvenires ha bajado, John me acompañara, te mande un mensaje de texto, no te llegó?
—¿A que hora lo enviaste?
—Hace media hora
—Estaba en el tren, aun estaba lejos del pueblo, casi no hay cobertura en esa zona, no importa, ¿puedo ir contigo a ese asunto?
—Perdóname hijo, pero es una cuestión un poco delicada que solo yo debo atender
—¿Estás segura? 
—No tienes porque preocuparte, prefiero que tengas este día solo para ti y duermas más, la escuela te ha quitado horas de descanso, John es un buen hombre, confío en él
—¿Aunque se involucre en tus asuntos?
—Sí, él me ha ayudado más que tu padre, se preocupa por mí y siempre es servicial, estoy segura que él puede ser una persona de confianza, tantos años de amistad me hacen pensar que podría ser un buen acompañante
—Esta bien, ya pensare en hacer algo, a fin de cuentas, tengo un mes restante contigo

Su madre le sonríe, un sujeto de estatura media de 1.60 m de alto con vestimenta casual de la misma edad que la madre, aproximadamente 50 años se acercó a la mujer y le dice

—Fátima, tenemos que irnos
—John, que bueno que llegaste, ya estamos listos
—Albert, ¿cómo estas?—Dice John con un tono gentil y le estrecha la mano, Albert le da la mano y responde:
—Muy bien John, contento de estar aquí de nuevo, y tú?
—Bien gracias, déjame ayudarte con eso— señaló a la maleta, Albert la mira y le dice:
—No es necesario gracias
—Vamos, insisto— dijo John gentilmente
—Esta bien— contestó Albert

Albert le da la maleta a John, todos comenzaron a caminar, John iba detrás de ellos, se dirigieron a la salida y de ahí buscar el auto de John para ir a casa a dejar a Albert.